En esta ocasión me expresaré en primera persona, pues la siguiente conversación la tuve con mi abuelo José Inés Casillas en algún momento durante mi infancia.
Tendría yo por aquél entonces unos seis o siete años de edad, así que estaríamos rondando el año 1985. Don José Inés no sólo era un enorme talento como pintor, sino que también era admirado por su inteligencia, su cultura y sus ingeniosas respuestas. Sabiendo de esto, en mi mente infantil decidí poner a prueba a mi ilustre abuelo, y le plantee el siguiente problema:
- Abuelito -le dije- ¿qué haría Ud. si estuviera en el campo y viera un toro bravo venir?
A lo que respondió con la mayor tranquilidad:
- Pues corro.
No era la respuesta que esperaba. Yo quería una respuesta genial, una solución inesperada al problema que estaba planteando.
- Pero, -agregué- el toro lo va a alcanzar.
A lo que él replicó:
- Pues me brinco la cerca.
¡Caramba! -pensé- qué respuestas tan triviales. Así que insistí de nuevo para ver si obtenía algo mejor:
- Pero, ¿y si no hubiera cerca?
- Pues me subo a un árbol.
- ¡Y si no hubiera árboles?
- ¡Hombre! -respondió mi abuelo perdiendo la paciencia- ¡Tú lo que quieres es que me cuerne el toro!
Todos los presentes estallaron en carcajadas, y desde entonces se volvió
como un refrán de familia. Cada vez que a uno le dejaban sin salida en una
discusión, se decía "¡Tú lo que quieres es que me cuerne el toro!"